[ID] Leone Rosenfeld — [Idol]

Todo iba bien, todo era perfecto. Se había librado de las constantes molestias que representaba su hermano mayor por un rato, y todo se vino abajo cuando recibió esa invitación. Vaya, sí, llevaba buen tiempo viviendo por su cuenta, alejado de sus dos hermanos, y fue tan solo un momento en que pensó que los constantes llamados del presidente de la Compañía Rosenfeld cesarían de una vez por todas.

No podía estar más equivocado.

Y esta vez, no fue simplemente un evento de beneficencia, sino uno de esos que fácilmente podían llegar al corazón del frágil Leone, un evento que abría viejas heridas, y que le recordaba cosas que prefería dejar profundamente enterradas. No le quedaba otra opción más que asistir, o de lo contrario su carrera se vendría abajo; ¿quién llegaría a pensar que un profesional como él iba a negarse a una invitación de parte de un grupo empresarial tan exitoso en Alemania y Japón?

¡Já! Si supieran que parte de ese grupo le pertenecía por derecho.

Tan solo debía ser profesional, ¿cierto? Hacer las paces con su hermano mayor no debía ser tan difícil, al menos por una noche tendría que intentar llevarse bien con él.

Un viaje largo, en que pensó, y dio vueltas al asunto, una y otra vez, ¿de qué forma ser capaz de aguantar una noche entera en ese lugar sin que las ganas de darse un tiro fuesen más potentes? Se mordió el labio inferior, y más tarde se llevó el pulgar a los labios, en busca de alguna forma productiva de ignorar rencillas por un momento. Sí, tenía resentimiento contra su hermano mayor, pero tampoco era un desalmado como para dejar en ridículo una compañía entera, aquella que su familia tantos años mantuvo en pie.

Lo que más le preocupaba, no obstante, era qué colección de vestidos mostraría... Y la idea llegó acompañada de un coro de ángeles.

Ordenó que trajesen una colección especial, cuyo diseño fue supervisado por él mismo no mucho tiempo atrás, perfecto para la ocasión. De esa manera, podría hacer la noche más llevadera, sin preocuparse por los posibles reclamos de su hermano. Tenía todo resuelto.

Pasó un largo rato en el hotel preparándose, y largos minutos antes del inicio del evento con las maquillistas. Sin embargo, su faena se vio interrumpida cuando un rostro familiar se presentó tras el escenario donde sería la pasarela, acercándose a Leone.

—Creí que no vendrías —Su hermano lo engatusó.

—Es una noche especial, no me la perdería por nada —expresó el menor de los presentes—. ¿Tenía que ser precisamente Cáncer?

—De no ser así, no habrías venido, y no habrías preparado todo esto —Por primera vez en años, la sonrisa que el menor de los Rosenfeld mostró a su hermano fue una de total orgullo, al fin sabiéndose superior.

—Prepárate, que el show está por comenzar.

Exactamente a las nueve en punto, se abrieron las puertas del recinto, y los invitados llegaron uno a uno, junto con la prensa, reporteros, camarógrafos y demás. Sabía que los reflectores apuntaban hacia él, y fue precisamente su inspiración lo que le ayudó a relajar sus músculos. La música comenzó, y al apagarse las luces e iluminarse la pasarela, Leo dio inicio al evento de beneficencia, de pie al centro del escenario.

—¡Bienvenidos sean esta noche! —saludó, con el carisma que le caracterizaba—. De parte de la Compañía Rosenfeld, me gustaría agradecer a todos su presencia en este evento. Esperamos que sea de su agrado, pues hemos preparado más que sólo un evento de caridad. A continuación, me complace presentar la colección Chiara, vestidos exclusivos inspirados en la mujer que me permitió estar aquí el día de hoy —la sorpresa en el rostro de su hermano, y de los presentes, era sublime—. Por una mujer fuerte, que luchó contra una enfermedad silenciosa. Por ella, y por todos aquellos que se enfrentan a obstáculos similares, ¡disfruten el show! Buona notte!

Una a una, las modelos desfilando por la pasarela, mostrando diseños de la fallecida Chiara Gregoretti, diseños que no lograron ver la luz del día antes de que ella se retirase. Leone había encontrado la inspiración perfecta para una evento de ese tipo, poniendo como ejemplo a su propia madre, y lanzando los diseños que ella siempre deseó mostrar al mundo.

El evento se llevó a cabo con éxito, y se recaudaron los fondos suficientes, además de haberse vendido los vestidos. La tregua entre Gian Carlo y Leone acabó después del concierto final ofrecido por Leo Gregoretti, por el menor de los hermanos Rosenfeld.